Para un auténtico winelover, tomar unas vacaciones a un viñedo y degustar su vino, examinar sus aromas y sabores de la mano de sus productores y entender la importancia que el vino ha desempeñado en la historia, es un sueño hecho realidad.
Mientras que para una persona que simplemente quiere hacer algo distinto, el enoturismo es una puerta a todo lo que hay alrededor de un viñedo: paisajes escondidos, personas con las manos curtidas y mucho que contar, actividades deportivas al aire libre, gastronomía y productos locales, monumentos de un municipio.
Es por eso que hemos recopilado una lista con las 5 mejores razones por las que deberías visitar un viñedo en tu próximas vacaciones:
1. Vacaciones a un viñedo también significa aprender
Hacer enoturismo es enriquecedor para todos, para el productor porque tiene la oportunidad de dar a conocer su pasión al cliente final y ver la reacción del consumidor. También para los visitantes porque conocen dónde y cómo se elabora el vino disfrutando con mayor placer esta bebida.
Además conocerás vinos muy interesantes, aumentarás tu cultura vinícola, podrás presumir de ello delante de tus amigos y cuando pidas una botella de vino en un restaurante no te la darán con queso.
2. Contribuir al desarrollo rural y socioeconómico de la zona
En muchos lugares, el vino es una fuente importante de empleo y riqueza, y aunque difícil de creer, en algunos lugares cada vez se consume menos. Viaja a famosas locaciones en California, Chile o Italia para disfrutar de esta experiencia en los mejores viñedos del mundo. Además de que estamos seguros que la vas a pasar de maravilla.
3. Conectar con la naturaleza
Lo asombroso de la producción de vinos, son los espectaculares paisajes que tienen los viñedos. Caminar entre las viñas, observar las hojas, ver la uva si es temporada, tocarla y hasta probarla te hará vivir hermosas experiencias y te conectará con la naturaleza.
4. Comida deliciosa
Antiguamente, cuando alguna cosecha de vino no salía demasiado buena, los bodegueros daban a probar el caldo a los clientes acompañado de una ración de queso. Debido a su fuerte sabor y olor disimulaba la baja calidad del vino. Una degustación de quesos es muy típico de los viñedos.
Desde tablas de quesos, barra de ensaladas, paella, pizza gourmet, cortes de carne y mini postres; el tema de la comida no es para nada un problema. Nadie mejor que el enólogo o el sommelier de la bodega, para diseñar el mejor menú gastronómico.
5. Catar diferentes tipos de vino en un solo día.
El vino precisa de una correcta conservación que muchas veces no se consigue cuando compramos una botella en un centro comercial en la que su temperatura no es la correcta. Es decir, no sabe igual un vino catado en su lugar de crianza que otro que lleva seis meses en camiones, almacenes, tiendas, etc.
Normalmente es difícil probar diferentes vinos en un día, si vamos iniciando en esto, y aunque tengas más experiencia, no queremos gastarnos todo nuestro dinero en botellas de vino. Además que abrir varias y no terminarlas no es recomendable. Visitar un viñedo es una perfecta oportunidad para practicar tus conocimientos de cata y poner a trabajar al paladar y la nariz para ir notando diferencias entre un vino y otro.
Definitivamente el enoturismo es un turismo experiencial y creativo, que reúne gastronomía cultura, arte, arquitectura y naturaleza. ¡Una forma de viajar que nos permite disfrutar con los cinco sentidos!
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